domingo, 3 de enero de 2021

  El ser humano en toda su complejidad es sumamente atraído, a veces inexplicablemente, a las historias  y sucesos grotescos que inspiran terror o repulsión, en busca del escalofrío extasiante inspirado por tales historias y a pesar del insomnio al que conllevan  en ocasiones a las mentes mas impresionables.

  Por supuesto, el afable cubano no es excepción a esta regla universal, y aunque no destaquemos en la industria del terror cinematográfico, nuestros campos y ancianos narran leyendas y supersticiones antiquísimas que ponen los pelos de punta.

 

El niño del diente largo:

  Cuenta la leyenda en una de sus versiones transmitidas oralmente que una horrible noche de tormenta un jinete y su caballo se vieron forzados a atravesar el monte para llegar a casa y mientras lo hacía escuchó un llanto proveniente de un matorral, tan fuertes eran los quejidos que sobrepasaban el ruido ensordecedor de las copiosas gotas de agua al estrellarse en el suelo.

  Cautelosamente y haciendo caso omiso de los relinchos alertantes de su caballo, el jinete se acercó al matorral y al separar sus yerbas apreció un bulto que parecía ser un bebe cubierto con un paño negro, padeciendo por el abandono bajo la lluvia, sin detenerse a considerarlo tomó el pequeño bulto en sus brazos y acunándolo para darle calor subió con el nuevamente a su caballo, que no dejaba de quejarse, bajo la incesante lluvia y mirando hacia el pequeño cubierto con su manto  el jinete expresó en voz alta: -pobre criatura debe estar hambriento pero yo solo tengo galletas-en ese momento el llanto cesó y una voz chillona y repugnante se alzó desde el pequeño bulto diciendo: - yo ya tengo dientes para comer galletas-

 Con las manos temblorosas y la sangre helada el jinete descorrió lentamente el manto de la cara de la criatura y se encontró frente a frente con un monstruo de ojos rojos que le sonrió malévolamente mostrando sus 2 largos dientes afilados.


 El jinete arrojó la criatura al mismo matorral de donde la había sacado y pidiendo perdón a su caballo por ignorar sus avisos reanudó el galope rápidamente, pero por mucho que corriese el llanto de la  espeluznante criatura parecía seguirle, finalmente se encontró con el puente que le llevaría a casa pero el río estaba casi desbordado y el aguacero no cesaba.

 De pronto un hombre encapuchado se le acercó diciéndole: - No cruces ahora, es demasiado peligroso-

El alivio fue regresando al rostro del jinete según agradecía internamente por encontrarse con otro hombre y le dijo: - Luego de lo que acabo de encontrarme poco me importa el puente solo quiero salir de aquí, he visto un demonio, disfrazado de niño y con dos dientes largos.-

 El extraño se descubrió mientras le preguntaba con tono burlón: - ¿tan largos como estos ? y sonreía mostrando los colmillos que le sobresalían de la boca

Nunca mas se halló rastro del jinete, algunos dicen que se lo llevó el enfurecido río pero otros aseguran que fue víctima de una criatura malvada que vaga por los campos de la isla alimentándose de la gente con sus larguísimos colmillos.

 La gritona del río:

Reza la tradición que si deambulas por los campos más oscuros y desolados  alrededor de la medianoche podrás escuchar los gritos fantasmagóricos de una mujer que vaga cerca de los ríos, se dice que en vida fue una mujer de extraordinaria belleza y que existió un hombre perdidamente enamorado de ella, que sintiéndose rechazado cortó su cabeza  en una explosión de celos y orgullo.

 Desde entonces su fantasma se pasea gritando por los campos trayendo presagios de muerte, locura y enfermedades a quienes escuchan sus terribles lamentos.

 El güije :

 Famosísimo inquilino de los campos cubanos , es identificado como una entidad pequeña, del tamaño de un niño, cabezón, negrito,  con cabello enmarañado y extremadamente huidizo que anda desnudo por los alrededores de ríos y lagunas.

 Se dice que los güijes son los duendes guardianes de la naturaleza y su misión es imponer terribles


castigos a quienes la dañan, también son conocidos por asustar a los caminantes que deambulan en la noche.

Hace algunos años, una foto que se aseguraba ser la primera captura de la imagen de un güije revolucionó las redes sociales, la foto fue tomada en las famosas Cuevas de Bellamar y  se propagó  rápidamente entre locales y turistas y el rumor tomó más fuerza por el presunto cierre de las cuevas.

  La prensa estatal publicó el 8 de mayo del 2014 un desmentido, aclarando que en el lugar solo habitan microscópicos insectos y que la foto fue analizada y  se comprobó que había sido alterada, pero hasta el día de hoy se desconoce el origen  de la instantánea o la finalidad con la que fue manipulada.


Madres de aguas :

 
Este ser mitológico es representado en disímiles formas según la región en la que se encuentre, en Cuba, es identificado como una enorme serpiente mágica, viven en el fondo de lagos o cuerpos de agua y según las distintas leyendas pueden ser agresivas o no ,pero siempre relativamente bienhechoras pues mantienen el agua corriente donde quiera que habiten.

La primera leyenda recogida sobre madre de aguas se registra en 1940 y narra sobre una serpiente gigantesca que se elevaba sobre una laguna en Sagua la Grande y que devoraba todo a su alcance, mientras que la segunda leyenda registrada data de de 1962 y describe peculiarmente una madre de aguas que no atacaba al ser humano.

El jinete sin Cabeza:

 Según cuenta la tradición en los alrededores de un pueblo tunero vivía un peninsular que tenia una hija

de gran hermosura, la bella muchacha salía todas las tardes a cabalgar en su inmaculado caballo, en uno de sus paseos se encontró con un grupo de aborígenes y quedó prendada del más apuesto, quien se enamoró de ella a primera vista.

 Desde ese entonces se encontraban furtivamente bajo en el manto protector de la madrugada, hasta que el padre, enterado de tales amores, decidió pagarle a una partida de matones para que vigilaran a la chica y le dieran muerte junto a su acompañante. 

 Aquella última noche, al salir de la casa en dirección a su caballo blanco el apuesto indio fue sorprendido y decapitado bajo la luz de la luna, sin embargo, cuando el despiadado español fue a corroborar el hecho no pudo hallar ni cuerpos ni cabezas y poco tiempo después apareció en la sabana un jinete decapitado a horcajadas sobre su caballo blanco.

 Desde entonces la aparición del jinete sin cabeza fue asociada a todas las tragedias de la comarca, identificándolo como portador malos augurios y desgracias inminentes. 

 Estos son solo algunos ejemplos de la tradición oral cubana, mitos o realidades, según el ojo que lo vea, que forman parte inseparable de nuestra identidad y nuestra historia .






 

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