Del pensamiento a la perversión
Aunque comunmente son empleados como sinónimos, son palabras científicas empleadas para describir trastornos diferentes. Atrocidades de la psiquis y el comportamiento humano, que en muchas ocasiones desembocan en actos horrorosos que dañan a los más jóvenes, pero no es lo mismo un pedófilo que un pederasta.
La palabra "pedofilia", proviene del término griego "páis", un sustantivo empleado exclusivamente para describir a los varones, entre 13 y 19 años - el rango de edad entre el final de la inocencia y el comienzo de la edad reproductiva- la terminación "filia" se le añade para implicar amor, afecto o amistad. Hace poco hablábamos precisamente de los erastés y los erómenos, fenómeno en que los adultos, ofrecían favores a estos niños, convirtiéndolos en sus protegidos e instruyéndolos en las artes sexuales. Aquí nace la clasificación de pedofilia, como aquellos que aman anímicamente a los adolescentes.
Por su parte el vocablo pederasta proviene de un término griego que se traduce en algo así como " amar con pasión" y el plural de páis, unidas para hacer referencia a los hombres que desean sexualmente a los niños y adolescentes.
La principal diferencia yace en el acto. A lo largo de los años se ha remarcado más aún. Los pedófilos sienten atracción por niños pero no tienen que necesariamente desembocar en una acción en consecuencia. Sin embargo el pederasta siente el mismo deseo y si llega a una consumación, casi siempre acabando en un abuso sexual.
La pedofilia es definida por los psicólogos como una parafilia. Un tipo de trastorno sexual caracterizado por fantasías recurrentes. La mayoría de loas personas con pedofilia, aborrece estos pensamientos y deseos que los invaden. Pasan su vida luchan contra ellos y no suelen buscar tratamiento pues son conscientes de que la sociedad, no suele distinguir entre lo que significa sentirse involuntariamente atraído por niños, sin llegar a nunca cometer un acto criminal y ser un pederasta.
La pederastia, además de una parafilia, es una practica desquiciada y delictiva que marca de por vida a
la victima, dejando graves secuelas en su desarrollo psicológico, social y sexual. Por regla todos los pederastas son pedófilos, pero no todos los pedófilos ceden a sus impulsos y llegan a convertirse en pederastas.Una de las principales causas de que se llegue a este punto aborrecible, es la negativa a buscar la atención de un especialista. De alguna forma la mente de esta personas cede a los pensamientos que los atormentan y pasan de la fantasía a la agresión sexual.
De acuerdo con Brian D. Earp, investigador de Ética y Política en la Universidad de Oxford:
" Si el objetivo es proteger a los niños del daño, como deberías ser, entonces deberíamos dejar de estigmatizar la pedofilia per se y comenzar a estigmatizar a aquellos que realmente abusan sexualmente de los niños por cualquier razón, ya sean pedófilos o no"
Es un tema delicado, confuso y muy sensible, esta claro que el solo hecho de imaginar a un adulto teniendo pensamientos obscenos sobre una criatura es repulsivo, pero si estas personas están tan asqueadas de estos pensamientos como nosotros estaríamos, y viven día a día con la tortura que le imponen, aún cuando contradicen todos sus conceptos éticos y morales. La posición correcta es instigarles a buscar ayuda, para evitar que puedan ser abrumados por la carga que llevan y acaben por liberar el monstruo que lucha por salir de su mente.
Los niños son la representación de la pureza y la bondad humana en estado natural, debe ser el principal objetivo de todo ser adulto su protección y crianza saludable, libre de manipulaciones o comportamientos impropios que los marquen de por vida y una de estas maneras ofrecer ayuda a quienes contienen en su interior esta lucha , sin dañar a los pequeños.