En febrero del 2014, el sonido persistente del teléfono del Museo de Bellas Artes de La Habana interrumpió el silencio mañanero, del otro lado de la línea, la voz de un galerista miamense expresaba

¨Carnaval Infantil¨  Eduardo Abela 

el deseo de confirmar la autenticidad de una obra recién adquirida, ¨Carnaval Infantil¨ de  Eduardo Abela, la conmoción y el revuelo inundaron el museo, apoderándose de sus empleados, al descubrir la presencia a 90 millas de la isla , de una obra que debía yacer perfectamente segura y conservada en los almacenes de la institución. 

Horas después la confirmación horrorizó a los trabajadores y responsables, cuando se supo que alrededor de 70 piezas excepcionales, de importancia nacional e internacional, pertenecientes al período conocido como ¨cambio de siglo¨, de autores como Leopoldo Romanach, Eduardo Abela, Armando García Menocal y Rene Portocarrero, valoradas en 575 millones de dólares, habían desaparecido inexplicablemente, del que se consideraba un almacén de seguridad del Museo Nacional de Bellas Artes. 

 El almacén en cuestión no exhibía signo alguno de violencia o allanamiento, los lienzos fueron cuidadosamente cortados y los marcos recolocados de forma tal que resultaba imposible, a simple vista advertir la ausencia de las piezas.

 Inmediatamente un arduo proceso investigativo comenzó en torno al magistralmente ejecutado hurto,  una relación total de las obras y las fichas técnicas fueron enviadas a galerías, museos y casas de subastas alrededor del mundo, en un intento por rastrear el arte perdido y una alerta roja mundial fue emitida por la INTERPOL a petición del gobierno cubano.

Museo de Bellas Artes, Edificio de Arte Cubano

Como  resultado, el 23 de noviembre del 2015, Julio César Serrano Barreiro, ciudadano cubano de 36 años fue arrestado en Koropi, Grecia, al sureste de Atenas, por agentes de la división de seguridad del Departamento de Patrimonio y Antigüedades de Ática, bajo sospecha de su implicación ,en el que se considera el mayor robo de arte en  nuestra isla caribeña, la detención fue resultado del aviso de un informante de la policía griega, quien afirmó que: ¨ un cubano, residente en Koropi actúa sospechosamente y se dedica al comercio de antigüedades¨, inmediatamente Serrano fue puesto bajo vigilancia policial y arrestado poco tiempo después.

Las autoridades no revelaron si alguna de las obras de arte se encontraba aún en posesión de Serrano o de que manera estaba vinculado este al museo, el acusado negó toda implicación en el robo y alegó que se desempeñaba en Cuba como doble agente de la CIA , y que su vida estaría en peligro si lo enviaban de regreso a La Habana, pero estos alegatos fueron rechazados por los jueces griegos, quienes lo repatriaron a nuestra nación para responder por sus crímenes.

 La policía cubana asegura que el acusado utilizó una ventana del almacén para sacar las piezas, que tuvo contacto con posibles compradores en La Habana antes de huir del país y que hallaron fotos de las piezas robadas en una computadora que usó junto a un cómplice. 

 Lo cierto es que tanto tiempo después la niebla aún se cierne sobre la noticia, continúa siendo un misterio porque vías salieron de la isla tantas obras de arte, se desconoce con exactitud cuantas de las piezas robadas han sido regresadas al museo y cuantas permanecen a merced del tráfico internacional  y las noticias sobre el destino o condena de Serrano Barreiro son completamente inexistentes.