El azul profundo y misterioso del océano viste más del 70 % de nuestro planeta. Dueño de una belleza indescriptible en su superficie y una aún más deslumbrante en sus profundidades, es fuente de vida y sustento, no solo para nosotros, sino para todos los organismos de la tierra. 

 


El océano es responsable por la producción del 50% del oxígeno del planeta, y es el hogar de la mayor parte de la biodiversidad de la tierra, posee desde la vida microscópica hasta el animal más grande que haya vivido en nuestro mundo; es responsable de regular el clima, pues absorbe una cuarta parte del dióxido de carbono emitido a la atmósfera y cerca del 90% del calor extra causado por el calentamiento global y con los efectos de calentamiento y enfriamiento de las corrientes marinas estabilizan las temperaturas, que de lo contrario no podrían sustentar la vida. 

 Sin embargo, el hombre en su afán destructivo ha mermado el 90% de las grandes especies marítimas destruido el 50% de los arrecifes de coral, extrayendo del océano más de lo que se puede reponer. Para preservar al gigante azul y reparar en la medida de lo posible los daños causados, creando conciencia en la población mundial, de forma que se pueda comenzar una relación nueva y saludable entre el hombre y el mar, se instauró el 8 de junio como día de los océanos y e celebra de forma oficial esta fecha desde el 2008, materializando una idea surgida en 1992 en la " Cumbre de la Tierra" celebrada ese año en Río de Janeiro. 

  La celebración fue prevista como un recordatorio mundial sobre la gran importancia que tiene el

océano para el ser humano y toda las especies que poblan el planeta. En este día se coordinan diferentes acciones y actividades dedicadas a concienciar a la opinión pública sobre las consecuencias  que tiene la actividad humana sobre los océanos y poner en marcha un movimiento mundial que vele por el bienestar y la conservación de los océanos. 

 Es urgente que esta conciencia crezca y que nuestros hijos sean educados con los preceptos de amar y respetar, no solo al océano, sino a toda la naturaleza. Dejar en el pasado la ideología insensible de tomar más de lo que necesitamos sin pensar en las consecuencias para nuestro planeta y sin darnos cuenta que ya nos da la misma existencia y que nuestras acciones egoístas no pueden resultar más que en la destrucción de nuestro hogar y la extinción de nuestra propia raza.