En Cuba cuando se quiere hablar de alguien que se fue y de quien no se espera retorno se dice que ¨voló como Matías Pérez¨ , no somos pocos quienes hemos crecido oyendo este nombre que califica todo lo perdido en el cosmos y escuchando la afable leyenda, sin creerla completamente, pero no hay nada de calumnia en las historias que narraban las abuelas sobre el intrépido Matías Pérez quien se elevó en su globo para jamás regresar.

 El progresista señor Pérez era portugués de nacimiento, pero fue rápidamente adoptado por La Habana, quien lo acogió en su cálido seno , donde vivó por once magníficos años. era sastre y toldero de profesión y poseía una tienda bautizada ¨El Rey de los toldos¨, en la céntrica calle Neptuno.


 Matías no fue el primer piloto de globos en nuestro suelo caribeño, antes que él 2 franceses y un cubano se alzaron exitosamente por los cielos en globos aerostáticos, pero es, sin duda alguna, el más famoso de todos.

En 1856 llega a La Habana el renombrado piloto y constructor de globos Eugene Godard, en uno de los vuelos de exhibición que realizó conoció al entusiasta Matías Pérez, rápidamente se hicieron amigos y volaron juntos en el más famoso de los globos de Godard: ¨Ville de Paris¨, el mismo que luego vendería a su fervoroso amigo por 1200 pesos duros.

Finalmente el 12 de junio de 1856, con excelentes condiciones atmosféricas Matías realiza exitosamente su primera ascensión, voló desde La Plaza de Toros (hoy Parque de la Fraternidad) recorriendo 5300m hasta el actual barrio del Cerro, pero la suerte dejó de sonreírle el 29 de junio, fecha en la que estaba programado su segundo vuelo, según los periódicos los vientos eran demasiado fuertes, pero aún así Matías alzó el vuelo alrededor de las 19:00, el globo se alzó rápidamente abrazando los vientos cálidos, alcanzando casi los 2000 metros de altura y se movió a la deriva hacia el norte, en dirección al estrecho de La Florida, desapareciendo para siempre con Matías dentro, numerosas y minuciosas búsquedas se emprendieron en los territorios más occidentales de la isla pero nunca se halló rastro del portugués o su aerostato.

Desde entonces el apasionado aeronauta se ha convertido en parte inseparable junto al médico chino y otros personajes del folklor y el refranero cubano, ha sido protagonista de canciones, comics, caricaturas infantiles  y hasta un sello postal fue emitido honrándolo en el centenario del día en que se elevó hacia su muerte.