domingo, 29 de noviembre de 2020

  Su aparición en territorio cubano esta estrechamente vinculado a la llegada de monjas ursulinas de Luisiana a la villa de San  Cristóbal de la Habana , las hermanas habitaban un convento al oeste de la calle Sol en 1804  y además de vivir allí oficiaban en la iglesia e impartían educación a la mujeres.

  En 1863 al demolerse las murallas La Habana cambió su centro hacia esa zona y se transformó con el surgimiento de palacetes como el de la marquesa de Villalba , sin embargo el más significativo es el ahora en ruinas ¨Palacio de las Ursulinas¨ inspirado en la afamada mezquita cordobense.


   Fue construido en 1913 por el arquitecto José Toraya , quien sentía una enorme predilección por el estilo Neomudéjar y actualmente constituye uno de los mayores ejemplos de una Habana dejada a merced del tiempo y abandona a su suerte.

  En su hermosa fachada de arabescos hay elementos que evocan los encontrados en la Mezquita de Córdoba en España, sus arcadas moriscas y el uso de azulejos sevillanos en los zócalos y fachadas constituyen algunos de los valores más llamativos de esta joya arquitectónica de gran atractivo dentro de la fisonomía de la Vieja Habana. 



Ni el paso arrollador del tiempo ni el abandono sufrido que ha dejado tantas secuelas estructurales , plagándolo de barbacoas  ha conseguido arrancarle su alma exótica o sus distintivos  detalles que recuerdan la alhambra granadina y continua despertando asombro y curiosidad en los agitados transeúntes locales o foráneos.





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