sábado, 20 de febrero de 2021

 Uno de los avances más revolucionarios del siglo XIX fue la invención del teléfono, cuando pensamos en tal descubrimiento siempre invade  nuestra mente el nombre de Alexander Graham Bell como padre de este adelanto pero la realidad aunque parezca increíble es muy diferente.

 El teléfono nació en Cuba, procedente de la brillante genialidad del Antonio Meucci italiano residente en la isla.

 Meucci nacido en Florencia se trasladó a los 27 años a la capital cubana, donde trabajó como mecánico en el Gran Teatro Tacon. El imaginativo italiano dedicaba su tiempo libre a experimentar con las aplicaciones de la electricidad.


 En 1849 desarrolló un dispositivo con el cual se podía escuchar la voz de una persona transmitida a través de la bocina del aparato receptor y lo llamó "teletrófono o telégrafo parlante".Al año siguiente Meucci emprende viaje hacia territorio estadounidense para perfeccionar su creación, enfrentándose con muchas vicisitudes económicas en esta tierra, en 1870 presentó una solicitud de patente para su invento pero dicha petición demandaba una renovación al año siguiente, la cual. el ávido pensador no pudo realizar debido a su precaria situación económica. 

 Sin que las dificultades hiciesen mella en su espíritu  y con toda su fe depositada en su artificio, decide en 1872 con gran entusiasmo, mostrar sus manuscritos al vicepresidente de una filial de la Western Union Telegraph Company, quien le niega su apoyo y lo despoja de su preciosa creación alegando que extravió dichos manuscritos.

 En 1876 llega a oídos de Meucci que Alexander Graham Bell ha presentado separadamente una petición de patente por la invención del teléfono, enseguida entabló una disputa que en aquel entonces concluyó con la adjudicación del invento a Bell.

 Meucci apeló por su merecido reconocimiento pero la muerte le alcanzó sin que pudiese obtener la reivindicación, no fue hasta el 2002 ,que en consideración de la irrefutable evidencia, el gobierno de Estados Unidos publicó en el Boletín Oficial de la Cámara de Representantes la Resolución número 269 honrando la vida y trabajo de Antonio Meucci, reconociendo que el mismo había demostrado y publicado su invento desde 1860, otorgándole así la autoría de la invención del teléfono.

 A pesar de su merecida reivindicación legal, el desconocimiento aún envuelve el nombre de Meucci, un hombre que trabajó arduamente por su sueño y regaló a la humanidad uno de los más significativos adelantos tecnológicos de la historia.



 

4 comentarios

Interesante y poco divulgado este asunto , con un italiano residente en nuestro país. Nos tocó sufrir también lo de Carlos J Finlay y sus descubrimientos en cuanto al agente transmisor de la fiebre amarilla.
Gracias Snow por investigar y sacar a la luz estos temas.

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Qué bueno que difundas estas historias que son desconocidas por la mayoría de la gente. Me incluyo. Gracias!

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