domingo, 21 de febrero de 2021

 El afán patriarcal por convertir a la mujer en un delicado complemento en los años coloniales, tratando de resguardarla en una jaula de cristal,encadenada a limitaciones absurdas impulsó a más de una valerosa fémina a desafiar la realidad imperante, superarse y erguirse como pilar de su campo bajo disfraces que disimulaban su sexo. Enriqueta Favez fue la primera mujer,que vestida de hombre ejerció la medicina en América, renuente a acatar los decretos masculinos y vivir bajo el yugo de sus antojos arcaicos.

 


Nacida el primer día de abril de 1791 en Suiza, casada a los 15 años para complacer los deseos de su tío y tutor legal, a quien acompañó junto a su esposo a la campaña bélica en Alemania donde presenció en primera fila la muerte de su marido.

 Al retorno de la guerra utilizó un disfraz masculino y los grados de su esposo muerto para hacerse pasar por militar y estudiar en la Universidad de París, graduàndose de la carrera de medicina con tan solo 20 años bajo el nombre Enrique Favez.

  Cómoda bajo la piel de Enrique fue destinada en varias campañas bélicas, recorrió el mundo con su adorado tío, aplicándose como cirujana militar en los campos de batalla hasta que el más amado de sus familiares muere en territorio español y decide trasladarse a Guadalupe para ejercer su profesión, en algún punto por causas desconocidas extiende su travesía hasta nuestra isla, llegando a Santiago de Cuba el 19 de enero de 1819, trasladándose más tarde a Baracoa donde se estableció.

 Rápidamente ganó fama por su excelencia en el servicio médico y construyó una numerosa y fiel clientela, a la par de sus servicios privados prestaba muchísimas atenciones gratuitas a quienes carecían de los medios para acceder a la asistencia médica, realizando en varias ocasiones largas y difíciles travesías a caballo para llegar a los enfermos que precisaban su atención.

 Se desempeñó también como alfabetizadora, enseñando a leer y escribir a numerosas personas de las clases más desfavorecidas, entre ellos negros esclavos, durante estas labores conoció y se enamoró de Juana de León a quien más tarde se convertiría en su esposa.

 La vida de Enriqueta transcurría apaciblemente en su disfraz de Enrique, el reputado médico, hasta que una mañana de 1822 la puerta abierta de su habitación dio entrada a una criada curiosa que la halló dormitando ebria con la blusa desabotonada, descubriendo así la verdadera identidad de su sexo, al otro día el matrimonio trató de comprar el silencio de la servienta pero ya era demasiado tarde, el rumor se había esparcido velozmente por el pueblo.

 El tío de Juana le exigió con ferocidad la verdad absoluta, cediendo a su presión y a pesar del amor que profesaba por Enriqueta, entre ambos llegaron al acuerdo de que el único modo de salvar el buen nombre de la familia era denunciarla y solicitar una anulación del matrimonio alegando que fue engañda maliciosamente por su "esposo" ,a pesar de que tal acusación no se mantenía pues  según declaraciones otorgadas por Enriqueta durante su juicio la señorita de León era completamente consciente de su condición de mujer, además presentó cartas que corroboran dichas afirmaciones y en las que se narra que días antes de efectuarse el matrimonio Enriqueta contó la verdad de su sexo a Juana y ella la aceptó.

Dichas alegaciones, aunque verídicas y corroboradas mediante el epistolario de la pareja fueron ignoradas por las autoridades, indignadas mayormente por la condición feminina de la doctora, su orientación sexual y su inteligencia para burlar todos los esquemas impuestos.

Se emprendió un engorroso y absurdo proceso donde se juzgó a Enriqueta severemante, se la amenazó con examinarla y pasearla desnuda por las calles de la ciudad y se la mantuvo varios meses en prisión ignorando que realmente su "delito" no había causado mal mayor a nadie y que por el contrario con su oficio siempre socorrió a quien le necesitara, se la sentenció a cuatro años de prisión en la Casa de San Juan de Nepomuceno los cuales cumplidos saldría inmediatamente de la isla con extrañamiento perpetuo de todo territorio español.

En junio de 1824 ahogàndose en su injusto cautiverio intentó abrirse la venas con un clavo para poner fin a su atormentada existencia, causando el terror entre las presas del recinto, que se negaron a seguir compartiendo habitación con ella ,finalmente en julio del mismo año el gobierno decidió ponerla en un buque americano rumbo a Nueva Orleáns desterrándola así de la Isla.

 Al llegar a su destino se unió rapidamente a la sociedad de Hijas de la Caridad, donde se desempeñó como enfermera y realizó incontables obras de beneficencia bajó el nombre de Sor Magdalena, con el paso del tiempo y por sus innegables méritos como misionera se convirtió en Madre Superiora de la congregación.

En 1844 intentó viajar a Cuba pero desistió de sus esfuerzos cuando descubrió que su amada Juana había fallecido, continuó entonces su labor frente a las Hijas de la Caridad hasta su muerte el 17 de octubre de 1856. 

No existe una tarja en su memoria frente a la puerta de su casa natal en Suiza, ni en

ninguno de los lugares donde vivió y asistió a tantos, no se conserva su cadáver pues fue victima del azote del ciclón Katrina  a su paso por Louisiana, aún así en nuestra perla del Caribe posee un homenaje en bronce erigido en su honor por José Villa Soberón y varios libros que honran su valentía de mujer transgresora dispuesta a vivir abrazando su identidad, convirtiéndose en precursora del movimiento feminista cubano y una de las mujeres más sorprendentes que marcaron la vida del continente en el siglo XIX.



 

 

 

3 comentarios

No se como lo haces... pero me atrapas... muy interesante... saludos

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Exelente articulo y tantas otras que por causa de las sociedades firmaban sus obras con nombre masculino
George Sand nombre de nacimiento Amantine Aurore a ella le debemos una extensa obra en la literatura francesa
Siempre dire esta frase ..
Rien on pourra faire contre la bêtise de l'humanité
Gracias

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Sin duda una extemporánea que como la mayoría sientan precedentes en su época . En este caso el ejercicio de la medicina por una mujer con igual o más competencia que los hombres. Para no tocar el " pecaminoso " y " escandaloso " tema de la preferencia sexual.
Una vez más excelente selección y escrito de Snow.

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