domingo, 25 de julio de 2021

 Entre las historias de superación que traen lágrimas a los ojos y sobrecogen el alma dándonos aliento

para superar nuestras propias adversidades hay un lugar especial reservado para el nombre de Hellen Keller y su maravillosa historia de lucha e increíble superación personal.

 La pequeña Hellen nació en Tucumbia, un pueblito de Alabama, Estados Unidos, el 27 de julio de 1880. El júbilo rebozaba en su hogar con su nacimiento y en el examen preliminar aparentaba ser completamente normal pero con paso del tiempo la amorosa madre notó con pesar que su bebe no veía.

 Los médicos diagnosticaron ausencia congénita de la retina, sentenciando que la pequeña nunca podría ver. Pero la tragedia no termina allí mientras la niña crecía se volvió evidente para la familia que tampoco podía escuchar o hablar.

 Con esperanza de ayudar a su hija los Kellers se pusieron en contacto con el Instituto Perkins, que realizaba incansables esfuerzos por los invidentes, allí conocieron a Ana Sullivan, una amable y amorosa maestra que había estado al borde de la ceguera y había conseguido recuperarse.

  Ana y Hellen tuvieron una conexión inmediata, la familia la contrató permanentemente y esta inició una ardua e incansable lucha para llevar la luz al mundo de la infante.

 


Lentamente el milagro fue tomando forma y con avidez la pequeña aprendió palabras importantes en el lenguaje de signos, añadiendo poco a poco verbos y sustantivos a su vocabulario. La férrea voluntad de la niña estaba concentrada en lograr hablar y su maestra conmovida viajó con ella a un famoso instituto para sordos y en tan solo 11 lecciones, mientras apoyaba un dedo sobre su garganta y otro sobre sus labios, Hellen Keller articuló sus primeras palabras:

 - Ya no soy muda - dijo, rompiendo el silencio por primera vez a sus 10 años. Justo después y gracias al sistema Braille, escritores como Dickens, Moliere, Racine y La Fontaine entraron al mundo de Hellen.

 Mientras pasaban los años la persistencia y el tesón no la abandonaron y acompañada de su fiel maestra, quien le traducía las lecciones en lenguaje de signos, Hellen se doctoró en Filosofía, graduándose con calificaciones sobresalientes.

 Hellen montaba a caballo y nadaba habitualmente, se mantenía dando conferencias por todo los Estados Unidos. Publicó varios libros y hasta llegó a protagonizar una película titulada: "Liberación". Creciendo personalmente y siempre apoyando espiritual y económicamente a los sordos e invidentes.

 El 2 de junio de 1967, a los 87 años, falleció Hellen Keller, un alma especial, que luchó con fervor para superar los límites que le impuso la vida, escapando de ellos y dando una gigantesca lección de voluntad y perseverancia a toda la humanidad.

 

1 comentarios:

Gran ejemplo de tesón y superación , todavía cuando yo era niño se la citaba mucho como ejemplo.

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