sábado, 23 de octubre de 2021

   Cual historia de amor fue más dulce y hermosa en los angelicales cuentos de hadas de Disney, que la de la preciosa Bella y la Bestia horrorosa?. Indudablemente una historia llena de lecciones morales que demuestran que lo que bien diría el principito "lo esencial es invisible a los ojos".  La primera versión publicada de esta historia, fue la escrita por la francesa, Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve en 1740, aunque otras fuentes atribuyen la recreación original a Gianfrancesco Straparola, en 1550. Las versiones distan en algunos detalles y en extensión, pues la de Villeneuve es mucho más extensa, explicando el trasfondo familiar de ambos personajes principales, sin embargo la historia real detrás del cuento de hadas es mucho más oscura.

 La verdadera ¨Bestia¨ fue un hombre con una condición muy extraña, nacido en 1537 en Las Islas

canarias, se llamó Petrus Gonsalvus y fue la primera persona registrada por la historia por sufrir ¨hipertricosis¨, conocida también como ¨el síndrome del hombre lobo¨. Sus primeros años están envueltos en el misterio, se cree que fue hijo de jefes guanches, los antiguos habitantes de la isla, y que estos lo abandonaron al nacer por su aspecto. Fue acogido por unos monjes y criado por ellos hasta que pasó a manos de corsarios. Debido al crecimiento desproporcionado de su cabello era tratado como una abominación, una bestia real. Con tan solo 10 años fue encerrado en una jaula y enviado como regalo para la coronación del Rey Enrique II. Confiando en una calabozo ¨para observación¨ sufrió varios abusos y maltratos hasta que los médicos determinaron que se trataba verdaderamente de un niño, no un monstruo.

 Entonces el Rey decidió darle una educación, escéptico aún de que pudiese funcionar educar a alguien con tal apariencia. Contra todo pronóstico Gonsalvus aprendió con fluidez varios idiomas y se familiarizó con la clase alta, tanto que llegó a ser un miembro preciado de la corte real. Todo hasta que llegó  Catalina de Medici, esposa del Rey, que se hizo cargo del trono después de su muerte y quien era especialmente conocida por no ser muy buena persona.

 La reina se empeñó en hallar cónyuge para Gonsalvus, no porque le preocupara en algo la vida y la felicidad del hombre, sino para satisfacer su propia morbosidad enfermiza y ver niños que heredasen la semblanza de su padre. Finalmente Medici se decidió por una de sus propias damas de compañía, la más hermosa de todas para que " despertara la libido de la "bestia" y con carácter fuerte para que soportara la realidad de quien sería su esposo, pues la identidad del futuro marido era desconocida para todas las candidatas. La joven se llamaba también Catalina, hasta el día de hoy se desconoce su apellido, estuvo casada con Gonsalvus durante 40 años y le dio siete hijos. 

 


Desafortunadamente al menos cinco de los descendientes del matrimonio nacieron con hipertricosis y la familia entera comenzó a desfilar por las cortes de Europa como forma de entretenimiento, tratados como mascotas mas que como seres humanos. Los nobles alemanes encargaron varios retratos, donde algunos de los infantes son reflejados con atuendos de gala pero con un fondo que recrea una caverna natural, en referencia a sus orígenes. Estos retratos fueron obsequiados por Alberto V de Baviera a su tío el archiduque Fernando II de Austria para su gabinete de curiosidades y aún permanecen en el castillo de Ambras. 

 La alta cuna Europea continuó con esta costumbre, encargando copias de estos lienzos o encomendando hacer algunos nuevos, y así se extendió la popularidad de la familia por todo el sacro Imperio Romano, llevando la fascinación a tal punto que el Emperador Rodolfo II de Habsburgo solicitó un mechón de pelo de Petrus para guardarlo en un lugar privilegiado en su gabinete de exotismos.

 A pesar de gozar de tal celebridad y vivir entre la aristocracia los Gonsalvus nunca fueron libres,

siempre pertenecieron a alguien, en calidad de mascotas o bestias entrenadas, así lo atestigua el retrato de Antonietta, la hija menor del matrimonio,  en el que sostiene una carta con la inscripción: 

" De las Islas Canarias fue llevado al señor Enrique II de Francia, Don Pietro, el salvaje. De allí pasó a asentarse en la corte del Duque de Parma, a quien yo, Antonietta, pertenecía. Y ahora estoy con la señora, Doña Isabella Pallavicina, marquesa de Soragna".

Por el mero hecho de ser peludos la familia fue condenada a un trato infrahumano, incluso aparecen catalogados en varios libros científicos de la época, como "animales racionales". 

 A principios del Siglo XVII Petrus y Catalina se mudaron a una localidad de Capodimonte, donde fallecieron. Se cree que Catalina murió en 1623 y Petrus en 1618 aunque su muerte no figura en los registro, curiosamente porque solo anotaba la defunción de las personas que eran enterradas de acuerdo a los ritos religiosos, por lo que los historiadores sospechan que incluso en la muerte fue tratado como un ser inhumano. 

 Tal vez la única que supo ver en su interior y enamorarse verdaderamente de él fue su compañera de tantos años, que compartió a su lado cuatro décadas de vejaciones y maltratos de las alcurnia europea que a pesar de sus físicos perfectos y sus castillos prominentes era las verdaderas bestias. 


1 comentarios:

Nuevamente la realidad supera en crueldad la imaginación de las mentes enfermizas.
Y por más que uno trate de no analizar el asunto según las costumbres de nuestro tiempo , hay cosas que definitivamente están mal , muy mal en cualquier época que ocurran.

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