De Incubus y Sucubus

Dicen que si alguna vez, sumergida en los océanos profundos del sueño, inerte y casi ausente de tu propia mente, has sentido una caricia cálida en tu piel, y el peso de un cuerpo se tiende sobre ti, arrancándote del sueño apacible y llevándote a una dimensión placentera de éste, en la que puedes sentir cada sensación, como si tu cuerpo durmiente estuviese respondiendo al estímulo real, de alguien, que presente en el mismo plano te envuelve en una nova de deseo y lujuria. Sin embargo despiertas y estas sola, aunque la respiración entrecortada y el deseo desbordante digan lo contrario, la realidad se impone y piensas que fue solo un sueño. Dicen entonces, quienes conocen de ángeles y demonios, que has sido visitada por un Incubus.

Los Incubus y sus hermanas las Súcubos son entidades demoníacas ligadas estrechamente al sexo, se les considera descendientes de los ángeles caídos y están presentes en las culturas de muchísimos países, bajo diferentes nombres. La palabra íncubo proviene del latín In- encima de - , cubo-cubare: yacer- El que yace encima , mientras que súcubos proviene de succuba, que emplea el prefijo sub-debajo de- El que yace debajo de.

Los Incubus, de género masculino, gustan de poseer a las mujeres durante los sueños, con el objetivo de impregnarlas con su descendencia, a la vez que succionan su energía vital. Cuentan que si de esta unión surge un embarazo, el niño que nazca tendrá habilidades especiales, como el Mago Merlín, que en una de las versiones de su historia, es hijo de una prostituta, engendrado por un Incubus. En otros casos durante la cópula la mujer puede morir , debido a la succión energética del demonio, que causa que su corazón se detenga. El único caso de un Incubus identificado se dio en 1902, y fue considerado como tal por la apariencia sensual del asesino, que fue descrito como un hombre con " ojos color miel, cuerpo seductor, una sonrisa hermosa y en la mano derecha una pulsera de acero, que lo ata al mundo mortal"; y por el número de asesinatos cometidos contra las mujeres de su región.

Mientras que los súcubos toman la forma de mujeres hermosas y sumamente sensuales, para provocar y

atraer a los hombres. Su apariencia varía, alternando entre mujeres conocidas por el varón afectado, del que succionan la energía vital, sin llegar al sexo, a diferencia de los Incubus. El hechizo de las sucubus es tan fuerte, que a menudo los hombres no pueden desprenderse de su imagen, ni siquiera al despertar.

La creencia actual relaciona mayormente a ambos demonios con afecciones de parálisis del sueño, en las que las víctimas se sienten atrapadas dentro de su propio cuerpo. Se cree que tales figuras demoniacas surgieron para explicar fenómenos físicos como las poluciones nocturnas o las alucinaciones hipnagógicas.

Sin embargo nunca se puede estar demasiado seguro, así que si en algún sueño te visita una mujer de belleza perfecta, aguza tus sentidos y busca en su espalda las alas demoníacas que identifican su verdadera naturaleza.