¡Que decir madre !, cómo describir la dulzura que encarnas, la miel que emanas y  has impregnado 

profundamente en nuestra tierra, el cobijo que ofreces a todos tus hijos, a todos los cubanos, católicos, yorubas, ateos, como una madre que solo acepta  y ama, sin juzgar credos o decisiones, ofreciendo su mano para levantarlos en los infortunios de la vida. Como describir al foráneo que eres más amor que religión, que habitas en nuestro corazón desde el día del nacimiento, recorriendo nuestro suelo en cada río, resonando en cada risa de mujer, inundando nuestro aire tropical con el aroma embriagante de los girasoles.

 Que vas representada en pulseras, collares ambarinos, pequeñas imágenes o hasta trozos de piedras donde brilla el cobre de tu santuario como amuleto de buena suerte y protección, para un pueblo que te ha hecho suya, que se arrodilla ante ti como un hijo afligido buscando consuelo y apoyo en el regazo materno.

 No eres política ni religión, has acompañado a este pueblo en cada paso de su historia, virgen mambisa,

fuiste a la manigua cuando tus hijos se batían feroces empuñando machetes contra balas, con tu luz dorada iluminaste a aquellos cercanos a la muerte, ofreciendo consuelo en las más arduas batallas, calmando las almas de los desesperados soldados, acompañándolos, madre aun en la muerte.

Los agradecidos veteranos te proclamaron como virgen cubanísima y te nombraron patrona de Cuba en el gesto de amor más sincero, construyendo tu santuario cerca de la mina donde el cobre refulge bajo los rayos del implacable sol Santiaguero.

 Fuiste llevada al Pico Turquino, punto más alto de nuestra geografía, solo un año después de que se emplazara al héroe nacional en la misma ubicación, un grupo de devotos cargó con goce tu imagen hasta la cima y así, en 1954 te alzaste vigilante sobre toda la isla,  años después, tu imagen desapareció misteriosamente de su sitio, el gobierno niega implicaciones en el hecho , la iglesia desconoce su paradero, los lugareños no tienen respuesta alguna sobre que causó tu ausencia y aún anhelan hallarte algún día, coronando nuestro suelo, en el sitio donde nuestra tierra está más cercana al cielo.