Los cuentos infantiles son la forma más hermosa de explicar a la inocencia las cuestiones de la vida, inculcando en el alma infantil las lecciones que tan dulce y sutilmente dejan los personajes de estas hermosas historias. Así crecen tiernamente los corazones de los niños engullendo las tristezas y alegrías
de personajes como Blancanieves, la Cenicienta o el soldadito de plomo. 
  A mi entender, dentro de la literatura hay un lugar especial reservado para quienes escriben cuentos infantiles, pues leyendo sus obras crecen generaciones de hombres, educados en los más bellos sentimientos que sembraron estos libros en su interior desde la infancia. Uno de estos escritores, imprescindibles, que tejió hermosas historias, llenas de enseñanzas y lecciones para infantes y adultos fue el noruego Hans Cristhian Andersen.
  El autor de "La sirenita", "La Reina de las Nieves" y   "El patito feo", nació en Odense el 2 de abril de 1805, hijo de un humilde zapatero, prontamente se vio en la necesidad de aprender varios oficios, pero su alma inquieta le impidió finalizar ninguno y lo empujó a huir a Copenhague con tan solo 14 años y muy poco dinero. Su familia era tan pobre que en ocaciones se vio obligado a mendigar y dormir bajo un puente. Andersen pasó toda su vida sintiendo que su origen humilde era un lastre y fantaseando que era hijo ilegítimo de un gran señor.
 Ansiaba hacer una gran fortuna como actor y cantante pero al llegar a la gran ciudad fue tomado como un lunático y rechazado públicamente, quedándose sin nada rápidamente. Sin embargo forjó una buena amistad con varios músicos, entre ellos Giuseppe Siboni, quien más tarde sería el fundador y director de la Real Academia Danesa de Música, y tras escucharlo decidió patrocinar sus estudios, pero las malas condiciones de la habitación donde residía el artista lo castigaron cruelmente durante el invierno y le arrebataron su voz.
 Para aquel entonces ya había escrito su tragedia "Alfsol", que atrajo la atención de Jonas Collin, director del Teatro Real de Copenhague, que se convertiría en su amigo y mecenas durante toda su vida. Además de su función como director Collin era consejero de Estado y por ende poseía una gran conexión con el Rey Federico VI que se interesó en el joven Andersen y lo envió durante algunos años a la escuela, donde se vio obligado a tomar clases con los alumnos más jóvenes debido a su escasa instrucción previa. 
 Con sus estudios terminados, regresó a Copenhague y  publicó su primer poema " El niño moribundo", en una de las revistas más prestigiosas del momento. Para 1838 Andersen ya era un escritor establecido, a pesar de que su poemario " Fantasías y esbozos" y su novela "El improvisador" no fueran grandes éxitos de ventas. Además publicó las dos primeras ediciones de "Historias de aventuras para niños", que al principio no fueron muy apreciadas, pero poco a poco crecieron en fama y lo impulsaron a escribir una segunda serie en 1838 y una tercera en 1843 que se publicó con el título "Cuentos Nuevos". 
  Los cuentos de hadas hicieron muy famoso a Andersen, quien aún así no sentía mucho interés por ellos, pues ansiaba fervientemente convertirse en novelista y dramaturgo, aspiración que nunca llegó a cumplir. A pesar de no sentir mucha efusividad por sus cuentos, continuó escribiéndolos y en1847 y1848 publicó dos volúmenes más cargados de hermosas historias.
 Sus últimos relatos fueron publicados en la navidad de 1872, en la primavera de ese mismo año Andersen, ya enfermo de cáncer hepático, sufrió una caída de su cama que le produjo heridas graves, de las que nunca se logró recuperar completamente y el 4 de agosto de 1875 tomo su último aliento el padre de la sirenita en su casa cerca de Copenhague, donde aún yacen sus restos mortales. 
  Hans Cristhian Andersen dejó tras de sí varias obras teatrales, novelas y poemas, pero pasó a la historia de la literatura por sus 168 cuentos infantiles, que han sido traducidos a mas de 80 idiomas y aún acompañan a los pequeños, mostrándoles la vida a través del mágico cristal del autor que supo capturar magistralmente las emociones más profundas en los personajes más inocentes y en su honor en la fecha de su natalicio se celebra cada año el día del libro infantil