…" Cuando el llanto de un recién nacido sonaba en un casa de Meca, el padre sentía una poderosa sensación de desconcierto, especialmente cuando se le anunciaba que era una niña. por ello se escurría en la oscuridad para enterrar a su hija en una tumba, con el fin de no volver a verla ni escucharla nunca más."

 


Estas eran las prácticas inauditas en Arabia, antes del 621 D.C, donde el nacimiento de una niña era sinónimo de deshonra, y merecía solo la muerte, pues aunque se mantuviese con vida estaría condenada a una existencia sin oportunidades, luego llegó el Islam que transformó la situación de las mujeres y eliminó esta cruel práctica, sin embrago muchas más tan terribles como esta plagan aún las sociedades árabes, donde la lucha por el feminismo y los derechos de las mujeres es más cruenta, tanto que algunas de feministas árabes han descrito que :" Ser mujer en un país árabe es una declaración de guerra".

  Lo cierto es que en los países islámicos cuestiones como la violencia doméstica aún son vistas como "

asuntos privados", incluso predomina la convicción de que es una respuesta justificable debido al "mal comportamiento de las mujeres " y las féminas padecen violencia triple, a manos de la sociedad, el estado y los grupos religiosos. Atrapadas en un infierno, donde incluso las leyes limitan su autonomía, haciéndolas completamente dependientes de las opiniones de su padre. 

 En estas sociedades las mujeres requieren la aprobación paterna para casarse, mantener una relación con una persona laica es considerado pecado y es castigado severamente, los padres también son capaces de impedir o dificultar el divorcio de sus hijas, las mujeres no tiene derechos reales sobre la custodia de sus hijos, son discriminadas de herencias en su familia y tienen que aceptar la poligamia masculina. No pueden viajar o abrir una cuenta bancaria, y si osan desafiar la ley de su padre o esposo pueden acabar en la cárcel o en la morgue. 

 Las autoridades  islámicas promueven hipócritamente la educación e inserción de las mujeres en el mundo laboral, mientras que cada mínimo aspecto de su vida queda sujeto a la aprobación de los varones de sus familias e intentar levantar la voz y hacer valer su libertad se castiga con violencia física y psicológica, contra la que no existe un ley que proteja pues son " cuestiones familiares" y es típico que las autoridades, incluso los servicios de emergencia giren su mirada hacia otro lado, ignorando a las víctimas, que muchas veces mueren a manos de sus padres o esposos. 

 Aunque este tema ha sido ampliamente abordado en diversas plataformas y la mayoría de los países han firmado la Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres , son compromisos internacionales, que en la práctica no se han traducido en cambios legales efectivos, matizados con la reserva de "no contradecir la Sharía", por ejemplo se promulgan normas contra la violencia doméstica, pero rara vez estas incluyen referencias a la violación dentro del matrimonio.

 El trabajo de valientes mujeres que se han atrevido a desafiar a esta sociedad, a pesar de los peligros que enfrentan al hacerlo ha logrado que las autoridades establezcan algunos mecanismos de ayuda para estas mujeres, que se rehúsan a ser controladas desde el momento de su nacimiento hasta su último aliento, desde el 2005 existe el Programa Nacional de Seguridad de la Familia, que provee refugio a las víctimas de violencia doméstica.

 Sin embargo los años continúan pasando y la lucha no cesa, la puesta en práctica de las reformas sigue siendo un problema y aunque cada vez son más las valientes mujeres que alzan su voz contra el desquiciado control de esta sociedad quedan muchas aún atrapadas en la cárcel del machismo y el maltrato, donde continúan padeciendo violaciones, golpes e incluso mutilaciones genitales, que también constituyen una práctica horrorosa que se añade a esta lista y de la que rara vez las víctimas hablan debido a los tabúes y la vergüenza.