Uno de los géneros más longevos de la literatura universal es la fábula, un relato breve y conciso protagonizado por animales personificados. La fábulas poseen un clara finalidad didáctica, expresada inequívocamente en su moraleja final. Si hablamos de fábulas y moralejas la mención a Esopo es obligada pues como mismo se atribuyó, en la Grecia Clásica la paternidad de la Épica a Homero la invención de la fábula pertenece a Esopo, aunque siglos después se señalara la perfecta antítesis entre las dos figuras, dibujando a Homero como cantor de las gestas de los héroes y a Esopo como retratista de la plebe, de los defectos y debilidades humanos, ocultos bajo animalescos aspectos. 

 Escasos son los datos seguros que existen sobre la biografía de Esopo, pues ya desde la época clásica su persona se vio rodeada de elementos legendarios, enturbiando así con la niebla de la ficción y la fantasía algunos elementos de la veracidad histórica. Sin embargo, las historias ficticias tejidas en torno a su figura no deben llevar a refutar su existencia, ya que es descrito incluso por un historiador tan célebres como Heródoto quien lo caracteriza como un esclavo de la ciudad de Samos que había vivido en la centuria anterior. 

 Según la historia difundida Esopo nació en Frigia, aunque hay varias teorías que difieren y lo hacen originario de Tracia, Samos, Egipto o Sardes. Se cuenta que fue esclavo de un filósofo llamado Xanto o Janto de Samos que le concedió la libertad debido a su gran talento, que le valió también la admiración del Rey de Creso, quien lo llamó a su corte para colmarlo de galardones y regalos, enviándolo más tarde a Delfos para consultar al oráculo, ofrecer sacrificios en su nombre y distribuir regalos entre los habitantes de aquella ciudad. 


 Pero Esopo descubrió en aquel pueblo de sacerdotes una inmensa codicia y un ambiente que bullía con fraudes y engaños, asqueado e irritado dirigió sus sarcasmos a los habitantes, ofreció a los dioses los sacrificios enviados por Creso pero decidió negarles los regalos enviados por el Rey por sus maneras fraudulentas. Éstos en venganza escondieron en el equipaje de Esopo una copa de oro consagrada al Dios Apolo, le acusaron de robo y sacrilegio y le precipitaron desde lo alto de una roca en Hiampa, más tarde se arrepintieron de sus actos contra el escritor y ofrecieron una indemnización a su familia. Esopo murió pero las anécdotas sobre su vida no cesaron e existir y se hallan recogidas, junto a descripciones sobre su físico y una recopilación de sus fábulas en  " La vida de Esopo", un libro escrito por el monje benedictino Máximo Planudes. 

  De acuerdo a Platón, Aristófanes y el mismo Heródoto, las fábulas de Esopo eran muy populares en la Grecia Clásica, sin embargo conocer a Esopo nunca fue un privilegio de letrados, sus fábulas se divulgaban en su mayoría oralmente, además de ser el primer libro de lectura en las escuelas. La recopilación más antigua conocida fue echa en el siglo IV a. C. por el retórico Demetrio de Falero y reunía alrededor de quinientas fábulas que tristemente no han llegado hasta nosotros. 

 La fábula quedó, innegablemente definida por Esopo con su estilo sencillo y claro. Su obra tiene como tema predominante las relaciones e interacciones sociales entre los seres humanos, descritas desde una visión sarcástica del mundo y sus estructuras de poder. La enseñanza contenida en estas breves historias exaltan la prudencia y la moderación como virtudes supremas, estimando la fidelidad, el agradecimiento y el amor al trabajo, sin expresar una ética rígida, sino una moral pragmática presidida por el sentido común y la bondad. 

 Los animales en su obra encarnan determinadas cualidades o actitudes frente a la vida y de acuerdo a si son atributos son negativos o positivos se verán castigados o recompensados en el desenlace de relato, éstas cualidades asignadas a los animales, permanecieron inalteradas por quienes desarrollaron el género posteriormente, así la zorra es la encarnación de la astucia; el lobo de la maldad; la hormiga de la previsión y el león de la majestuosidad. 

 Las fábulas de Esopo continúan siendo uno de los primeros libros que cultivan la mente infantil, y aún cuando se alcanza la adultez sus enseñanzas no dejan de ser relevantes en nuestra vida, y de transmitir en las palabras del brillante esclavo la sensatez de las buenas acciones y el esfuerzo, que ilustran con animales parlantes el rostro de la vida, pues ciertamente como dijera el filósofo Théodore Simon Jouffroy, : " Desde las alturas de la razón, la historia se parece a una fábula".