Cuando existe una enfermedad persistente o una situación irremediable, en Cuba, se invoca el conjuro, " a ese no lo salva ni el médico chino" a modo de asegurar lo irremediable de las circunstancias con una frase que forma parte de nuestro refranero popular desde hace mucho.

 Pero lo cierto es que sí existió el famoso médico chino, habilidoso y casi mágico, que pudo ser la. inspiración de la tan famosa frase. Y no es solo uno sino dos son los candidatos que pudieron inspirar al dicharacho popular.

Cham Bom-biá
En el siglo XIX existieron en Cuba dos destacados médicos chinos, uno en La Habana y otro asentado en  Camagüey, el primero arribó a La Habana en 1858, su nombre era Cham Bom-biá y rápidamente se reveló como un ingenioso hombre de ciencia que mezclaba su educación como médico con los amplios conocimientos de la flora china y cubana en una alquimia profundamente nutrida de los adelantos de su cultura oriental. Era un hombre esbelto de ojos inquisidores y luengos bigotes, siempre vestido con una holgada levita de dril.


 En 1872 Cham se trasladó a Cárdenas por motivos desconocidos, y allí también sobresalió por su ojo clínico y sus tratamientos exitosos, cobraba a quienes podían permitirse pagarle y ofrecía sus servicios gratuitamente a los más pobres, hasta que un día fue encontrado muerto en la casa donde siempre vivió en soledad, nunca se conoció la causa de su muerte, algunos teorizan que fue suicidio, otros que fue envenenado por la mano de un colega envidioso.

 Procedente de Pekín, llegaba a la ciudad de Camaguey en 1848, Siam, el segundo médico chino, hombre cortés y ceremonioso que rápidamente ganó prestigio por sus funciones médicas, a pesar del temor y la ignorancia de muchos locales, quienes lo juzgaban de hechicero debido a su procedencia asiática y muy pronto ganó muchos clientes fieles, haciendo crecer la envidia y los celos de los galenos nacionales. 

 El viernes Santo de 1850, mientras una procesión religiosa recorría las calles de la ciudad, apareció súbitamente el doctor Siam, ricamente vestido con su traje oriental y se arrodilló solemnemente en  frente a la imagen que cargaba la procesión, y al día siguiente expresó su deseo ferviente de recibir el bautismo y así consta en los archivos de la Parroquial Mayor que el 25 de abril de 1850 el médico lo recibió, adoptando el nombre de Juan de Dios Siam Zaldívar.

 Residiría verdaderamente la fe del galeno asiático en la religión occidental, o fue una forma inteligente de alejar los rumores que se cernían a su alrededor y podrían opacar su buen nombre y profesión por cuestiones racistas y retrógradas de aquellos tiempos?. es realmente imposible desentrañar el misterio de sus verdaderos motivos, la realidad es que amasó una gran fortuna, se desplazaba en un lujosos carruaje por toda la ciudad, vistiendo siempre al modo occidental y murió el 23 de marzo de 1885, dejando tras de sí un esquela en el periódico que rezaba: 

 " El lunes por la tarde se dio sepultura al cadáver de Don Juan de Dios Siam, hijo del celeste imperio, que había ejercido entre nosotros con buen éxito la ciencia de galeno".

 Juan de Dios Siam o Cham Bom-biá, imposible discernir cual de los dos dio origen a la frase que se integró en el núcleo ardiente de nuestro folclore, o si fue una conjunción del mérito de ambos médicos ilustres lo que originó el dicho popular. 

 ¿Ustedes que creen ? 😉