A veces nos sentamos frente a la televisión, hay una peli en la pantalla, y nos resulta increíblemente familiar todo lo que estamos observando: escenas, actores. Sabemos que  la hemos visto antes, pero no somos capaces de recordar su título o ni siquiera el final.


Ocurre también cuando alguien te cuestiona sobre elementos específicos. Por ejemplo, que te pidan que enumeres todos los libros que has leído este año. Sabes que han sido varios y retazos de algunos te vienen a la mente, pero no eres capaz de recordarlos todos. Existen personas a las que no le sucede, y son capaces de recordar con exactitud cada título. Pero este tipo de lagunas mentales nos afectan a la mayoría de nosotros. Tienen un nombre, son conocidas como: 

 "La curva del olvido".

 De acuerdo con Faria Sana, profesora asistente de psicología en la Universidad de Athabasca, en Canadá, dicha curva es más pronunciada durante las primeras 24 horas luego de haber aprendido algo nuevo. El porcentaje de olvido no está estipulado y va variando en dependencia del individuo y  el paso del tiempo. Sin embargo está comprobado que es durante el primer día que todo el contenido aprendido se "escabulle por el drenaje". Con el transcurso de los días gotas más pequeñas se escurren también, dejando a la persona con solo una fracción de lo conocido inicialmente. 

Aunque muchos científicos coinciden y consideran que la memoria siempre ha funcionado de esta manera, Jared Horvarth, investigador de la Universidad de Melbourne no está tan seguro y teoriza que "la manera en la que las personas ahora consumen información y entretenimiento ha cambiado el tipo de memoria que valoramos" .

Existe un estudio que habla justamente de este asunto, enfocándolo desde la accesibilidad de la información que nos brinda google. Según los investigadores confirman que las personas que tienen mayor acceso a la información existente en Internet "tienen un menor índice a la hora de recordar la información en sí". Todo esto basado en que no existe la necesidad de recordar un conocimiento cuando puedes fácilmente volverlo a googlear. 

 Pero no resolvemos la incógnita culpando al internet, pues aunque el consumo constante de contenido

ha servido para hacer "la curva del olvido", más empinada; esta existe desde mucho antes. El mismísmo Platón, fue uno de los primeros primeros detractores de cualquier proceso que pudiese "externalizar" la memoria. En una de sus obras, un dialogo entre Sócrates y Fredo demuestra esta preocupación. 

" Porque es olvido lo que producirán en las almas de quienes las aprendan, al descuidar la memoria, ya que, fiándose de lo escrito, llegarán al recuerdo desde fuera, a través de caracteres ajenos, no desde dentro, desde ellos mismo y por sí mismos".

 Un estudio emprendido por Horvarth arrojó curiosos resultados sobre el funcionamiento de nuestra memoria. Según los datos las personas que consumieron series televisivas en maratón olvidaron el contenido más rápido que aquellos que vieron los episodios semanalmente. 

La conclusión fue que " si quieres recordar las cosas que has visto y leído, espárcelas"

 Lo mismo ocurre con lo que leemos. Mientras recorremos las páginas nuestro cerebro parece estar reteniendo cada palabra, pero no es así. Se necesita mucha concentración para fijar el contenido que deseamos recordar. 

Sin embargo que los recuerdos no fluyan en el momento deseado no significa que los hayas olvidado por completo. La memoria funciona por asociación, así que con los estímulos suficientes es muy probable que desempolvemos esos retazos que se nos escapan. 

 Los libros leídos, las pelis que has visto, los recuerdos de tu vida en general, todos están entretejidos en tu cerebro, solo hay que encontrar el hilo que nos conduce a cada uno de ellos. Todos están allí, algunos enterrados más profundos que otros, incluso los que no queremos recordar.