" No puedo", "Por qué hice esa tontería?", "¿qué pensarían si me vieran?", "nunca lograré llegar", "que mal luzco en este outfit" , algunos pensamientos parecidos, nos asaltan en ocaciones. Muchas veces con tal fuerza, que se apoderan de nuestro raciocinio y nos inducen a un bucle sin fin de irracionalidad, acompañada por horribles sensaciones. Entonces llegan la culpa, la duda, la tristeza y el autoreproche. Muchas veces es difícil escapar de estos pensamientos y aunque aprendamos a reconocerlos y sepamos lo dañinos que son, no encontramos la forma de sacarlos de nuestra mente. 

Te has preguntado : - ¿Por qué?-


Se llaman pensamientos intrusivos y son obsesiones perturbadoras que se instalan en nuestra mente por largos períodos de tiempo, inmunes a nuestros intentos de huir o luchar contra ellos. La mayoría de las veces somos conscientes de su disfuncionalidad y aún así siguen llegando a perturbar nuestra calma. 

Los psicólogos advierten que si no se trabaja en estos pensamientos pueden acabar por convertirse en el eje de nuestras vidas, pues al concentrarnos en ellos excluimos la realidad que nos rodea. Sin darnos cuenta nos encontramos dominados por el pensamiento obsesivo y somos incapaces de concentrar nuestra atención en cualquier otro estímulo. Como resultado del sobrepensamiento constante empezamos a desarrollar ansiedad y depresión, completando un cuadro mental horrible del que es muy difícil escapar. 

¿Por qué nacen los pensamientos intrusivos?


 Los seres humanos hemos desarrollado una ilusión de control absoluto y no toleramos la incertidumbre, pero no hay nada más incontrolable que la vida, que sigue derrumbando una y otra vez nuestra ilusión de control. Cuando nos vemos en una situación donde debemos hacer una decisión y no sabemos que elegir, comenzamos a darle vuelta a las posibilidades en nuestra mente, permaneciendo en este estado por meses e incluso años, y tornando estos pensamientos en una obsesión inmovilizadora. 
Algunos psicólogos enuncian que la duda es el trampolín de lanzamiento de nuestro pensamiento creativo, y a la vez el resorte del pensamiento obsesivo. En la primera instancia la duda es dominada y conducida hacia el descubrimiento de nuevos pensamientos en el segundo es reprimida , convirtiéndose en el tirano de la mente. 

 Nuestra mente consciente tiene a rechazar aquellos pensamientos que nos perturban, pues en el día a día existen un sin número de situaciones estresantes que nos consumirían si no podemos desenganchar nuestra atención de ellas. Por esto, en muchas ocasiones se desata una lucha entre los pensamientos objetivos y los racionales, pero la respuesta no es caer en la paradoja de "pensar en no querer pensar", pues así solo se estaría reforzando la obsesión. 

Cómo sacarlo de la cabeza:

 Estos pensamientos son considerados por los expertos, como un síntoma de algo mucho más profundo.
Por lo que aconsejan seguir el "hilo" en nuestra mente ( si nos vemos capaces y acompañados de un especialista) para descubrir de dónde surgen y poder trabajar en ellos desde la raíz. De lo contrario la fuerza inconsciente que continúa repitiéndolos una y otra vez, solo seguirá u curso y acabaremos envueltos en un trastorno más complicado. Además hay ciertos tácticas que los expertos aconsejan para gestionarlos y disminuir su impacto en nuestras vidas.

  • Desvinculación de pensamientos:


 Consiste en aceptar que no somos nuestros pensamientos, que no decidimos que llega o no a nuestra mente, pero podemos escoger que queremos conservar. Algo así como seleccionar lo que nos interesa y enviar el resto a la carpeta de SPAM.
 
 Cuando el pensamiento en cuestión se presente, no es de utilidad luchar contra él, pues solo se hará más fuerte, con constancia y esfuerzo debemos indagar en nuestro cerebro sobre la razón por la que aparece, o si no te apetece la búsqueda de motivos, pues directo a SPAM. También ayuda realizar actividades que fomenten la concentración, la atención y el autocontrol; como el yoga, la meditación o el MIndfulness.


  • Ejercicio físico: 

Los pensamientos son energía por lo que es mucho más sencillo controlarlos cuando nuestro cuerpo ha liberado el exceso de energía generado. Practicar ejercicio físico frecuentemente nos ayudará a conservar una mente más clara y relajada. 


  • Dedicación diaria al pensamiento:

Si es algo a lo que llevas dándole vueltas mucho tiempo, y no te es sencillo abandonarlo sin más, dedica 15 minutos cada día, siempre a la misma hora y en el mismo sitio a pensar exclusivamente sobre ello. Ponte una alarma para contar el tiempo y en cuanto transcurran los 15 minutos no puedes volver ha pensar en ello hasta el día siguiente a la misma hora. 

Nuestra mente posee una profundidad incalculable, es asombrosa y tiene la habilidad de crear maravillas, pero también puede convertirse en un rincón oscuro y confuso, dejándonos atrapados en un infierno viviente, debido a pensamientos y sentimientos mal gestionados. Se dice fácil aunque es bien complicado renunciar a estos pensamientos, pero con dedicación y disciplina se consigue. Un día a la vez. ❤
















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