La muerte paralizante causada por el envenenamiento con cicuta era una condena común en la antigua Grecia y en la primavera del año 339 a. C recibía dicha pena uno de los personajes más ilustres de esta ciudad. Acusado de corromper a la juventud con sus ideales y de irrespetar a los dioses de Atenas, Sócrates enfrentó la muerte con reverenciable dignidad, acatando el injusto veredicto con la misma coherencia que llevó su vida. 
 Su padre fue un talentoso escultor, que de los caprichosos bloques de piedra sacaba las figuras más hermosas y detalladas, su madre una comadrona que ayudó a incontables infantes en su llegada al mundo.  La profesión de sus progenitores influencia sutil pero palpablemente el pensamiento de Sócatres y su formas de afrontar la filosofía, otorgándole el don de trasladar al plano racional aquello que sus padres realizaban en el plano físico, y así como ellos traían al mundo hermosas obras de artes y pequeños infantes, Sócrates ayudaba a sus discípulos a alumbrar nuevas ideas, siendo este método conocido como mayéutica la aportación más novedosa de su pensamiento.  
 La mayéutica consistía en acompañar a sus interlocutores, guiando su pensamiento hasta lograr la conciencia de la propia ignorancia y posicionarlos en el camino del conocimiento, la verdadera virtud de los hombres. 
 Siempre acompañado por un séquito de aprendices deambulaba por el ágora y la Acrópolis, constantemente cuestionándolos y desarmando sus argumentaciones en aras de situarlos en el camino del saber y el entendimiento de la propia ignorancia.
 Años más tarde muchos de aquellos que antes le acompañaban lo señalarían y acusarían de atentar contra la democracia en un afán cobarde por salvaguardar su propia persona y los puestos de poder a los que habían ascendido. Los mismos que antes se habían unido al filósofo en su resistencia frente a determinadas leyes ahora repudiaban sus ideas, pues conocían de primera mano el peligro que una mente crítica como la de Sócrates suponía para  una democracia tan inestable.
 Incapaces de realizar acusaciones políticas sobre su persona sin verse implicados, arremetieron entonces contra el digno pensador inculpándolo de absurdas transgresiones de carácter religioso y moral que desembocaron en la condena a muerte.
 Sócrates esperó la ejecución de su condena en una fría celda en el monte Philopappous, fiel a su
Restos de la prisión del Ágora de Atenas
conciencia e ideales acató la injusta decisión tomada por la democracia y bebió solemnemente de su copa envenenada acompañado por sus fieles seguidores apesadumbrados, atónitos e impotentes ante la aceptación del ilustre maestro.
  
 Su carácter humilde no le permitió nunca transmitir sus pensamientos por escrito, fue su discípulo Platón quien escribió a forma de diálogo las magistrales reflexiones de su mentor, intentando mantenerse al margen de interpretaciones y plasmar la fluidez del lenguaje oral con la solemnidad de la escritura, sin embargo mientras avanzan los escritos de Platón  comienzan a entremezclarse las enseñanzas socráticas con sus ideas propias en reflexiones de las que se hace difícil discernir la autoría.
 La muerte de Sócrates supuso el origen de la sistematización del pensamiento filosófico en la Antigua Grecia e inspiró la creación de las grandes escuelas griegas que darían comienzo a la academia de Platón quien luego tendría a Aristóteles como discípulo, siendo estos tres los representantes fundamentales de la filosofía de la Antigua Grecia.
 
 Jacques-Louis David "La muerte de Sócrates"

Conocer para obrar correctamente era la esencia del pensamiento de Sócrates. La tesis de que la virtud puede ser transmitida o enseñada y que la bondad, el conocimiento y la felicidad se enlazan estrechamente guió su humilde vida y le hizo alzarse decidido ante la muerte, resuelto a beber el veneno luego de pronunciar un magistral discurso sobre la inmortalidad del alma.