De piel morena, ojos seductores y cabello azabache, exótica belleza acompañada de una astuta mente, altamente cultivada, capaz de hablar en griego con los filósofos más elocuentes, en latín con los letrados más astutos o en griego y egipcio con los sacerdotes más ancianos, poderosa mezcla de cualidades que conformaron a la "reina guerrera",  Zenobia de Palmira, quien desafío durante largo tiempo la soberanía del imperio Romano sobre Oriente. 

  En el siglo II el imperio romano alcanzaba su máxima extensión, y uno de los territorios más importantes, debido a su ubicación geográfica, que la hacía parada obligatoria en la ruta de la seda, era la ciudad de Palmira, en Siria. 

 Palmira pronto se convertiría en una de las ciudades más ricas y aprovechando su gran poder durante una de las peores crisis del imperio romano en el año 268 decidió sublevarse y crear su propio imperio, atrevida gesta que fue dirigida por la gran Reina Guerrera, quien con sus grandes dotes militares fundó victoriosamente el Imperio de Palmira (268 - 272) y se apoderó de Siria, Egipto, Anatolia( Asia Menor), Palestina y el Líbano 

  Los planes de conquista del Imperio de Palmira surgieron inicialmente de la mente del príncipe de Palmira, Septimio Odenato, quien fuere esposo de Zenobia, como un intento de defender al imperio romano de sus enemigos persas.

 Odenato fue nombrado rey de Plamira en 260 y asesinado siete años más tarde, cayendo la sucesión de

Estatua de Zenobia en el mar mediterráneo. Lattakia. Siria
la corona en su hijo, Vabalato, pero debido a la corta edad del infante, su madre, Zenobia, asumió como regente, continuando y extendiendo los planes de su difunto marido, no solo mantuvo a raya a los persas sino que le arrebató importantes territorios al control del imperio y aprovechando la ocupación de Roma durante el reinado del emperador Claudio II Gótico,invadió Egipto en 269, proclamándose reina y extendiendo las fronteras de su imperio hasta el río Nilo.

 A la cabeza de su poderoso ejército la reina continuó reclamando para su imperio ciudades de vital importancia comercial en el Medio Oriente, hasta la llegada del emperador Aureliano en 270. El curtido militar contuvo a los godos, galos y alamanes, quienes habían sumido a Roma en el caos durante el reinado de su predecesor y además reconquistó Egipto, decidido a restaurar el control romano sobre en Oriente.

 Uno a uno fue recuperando los territorios que había perdido a manos de la emperatriz, haciéndola retirarse, buscando refugio en Palmira, y hasta allí la siguió, doblegando su férrea voluntad al sitiar la ciudad impidiendo el ingreso de suministros.

 Zenobia intentó desesperadamente huir con su hijo hacia Persia, pero fueron capturados y llevados a Roma, una vez allí la reina guerrera fue obligada a desfilar, humillada, en una marcha triunfal organizada por el emperador.

 No existe certeza sobre el destino de Zenobia, varias versiones se ciernen alrededor del que fue su final, la más conocida narra que Aureliano la perdonó, cautivado por su belleza e inteligencia, y le permitió llevar una lujosa vida en Tibur( hoy Tívoli) y que la astuta mujer se convirtió en una destacada filósofa, triunfando en la alta sociedad romana. Otra sugieren finales más fatídicos, una enfermedad que le causó la muerte, una huelga de hambre como final largo y doloroso o una decapitación debido a su insurrección hacia el imperio romano. 

  Su destino será siempre confuso más su legado sigue siendo tangible en el esplendor de su ciudad, que aún hoy es considerada una de las joyas de la antigüedad