Con el 2021 transcurriendo velozmente y anunciando la llegada del próximo año, mientras cosechamos logros científicos, vacunas para sobrepasar la nueva pandemia que nos asola, y la  tecnología florece a nuestro alrededor. Es difícil imaginar un mundo sin estos adelantos y cuando lo hacemos pensamos en épocas pasadas, pero,¿ que tal si te dijera que existen varios resquicios de épocas antiguas y civilizaciones indígenas que se niegan a vivir en nuestra realidad?.
 
 Una de las últimas tribus que vive completamente aislada del exterior y se niega violentamente a cualquier contacto con el mundo, manteniéndose  atrincherados en su territorio, son los habitantes autóctonos de la Isla Senitel. Esta isla forma parte del archipiélago Andamán y Nicobar, en la Bahía de Bengala en el Océano Índico, pertenece al territorio de La India y está situada a más de mil kilómetros de cualquier puerto de salida.
 
  La tribu Senitel es un misterio para el mundo civilizado, se desconoce que idioma hablan, cuántos indígenas la conforman y las costumbres que poseen, incluso en la propia India la inconsciencia sobre su existencia es tanta que son prácticamente desconocidos.
 Aunque no hay certeza alguna se estima que sólo quedan entre 50 y 150 integrantes de la tribu y la visita a la isla se ha declarado ilegal debido al riesgo de que cualquier enfermedad foránea pueda aniquilar a los indígenas, que no poseen inmunidad a los virus exteriores. 
 Se conoce que este pueblo emigró hace unos 60 000 años desde África y se asentaron en una pequeña zona de Sentinel del Norte, son una tribu cazadora- recolectora, distinguida por el uso de arco y flechas para la caza y defensa y han demostrado ser en extremo hostiles con los foráneos.
 En 1974 un director de cine, intentando filmar un documental para National Geographic se aproximó a
Los sentileneses,foto de Survival International
la isla y recibió como advertencia un flechazo en la pierna. Años más tarde, después del tsunami de 2004, que azotó grandemente la cuenca del Océano Indico , las autoridades indias se acercaron para verificar las condiciones en la que se encontraba la tribu y fueron recibidos por una lluvia de flechas.
 Los sentineleses no son la única tribu que habitan en el archipiélago compuesto por 29 islas, pero sin lugar a dudas son la mayor fuente de intriga debido a su aislamiento y total desinterés en el contacto con el mundo exterior.
   
Foto por el servicio de guardacostas de la India

No existe una ruta directa para llegar a Sentinel del norte y para la protección de la tribu y los curiosos que a pesar de las restricciones insisten en acercarse a ella, se estableció una patrulla costera que protege las aguas circundantes. La guardia costera ahuyenta barcos que pasan por las cercanías, cargados de turistas curiosos e inconscientes, pero debido al tamaño del área se hace imposible impedir el paso en su totalidad y en ocaciones algún que otro perspicaz lo consigue.
Tal fue el caso del turista estadounidense John Chau, quien, consiguió aproximarse a la isla sobornando a varios pescadores, quienes le dejaron cerca de la misma, el último tramo del viaje lo continuó solo , remando en una canoa.
 De acuerdo con la policía el joven, había realizado estas incursiones previamente con la ayuda de
Instagram John Chau
pescadores locales, logrando contacto con los indígenas, exponiéndolos al peligro de contagiarlos con gérmenes que podrían haber sido mortales para la tribu entera y arriesgando su propia vida. No obstante en esta nueva visita el aventurero comentó a los pescadores que no volvería de la isla y les pidió que entregaran  unas notas suyas a un amigo.
  A la mañana siguiente regresaron al sitio y vieron como los indígenas arrastraban su cuerpo por la playa para enterrarlo en la arena, Chau fue asesinado por las flechas de los sentineleses, en las notas entregadas a los pescadores expresaba que en sus encuentros previos con la tribu algunos fueron neutrales mientras que otros fueron muy agresivos, y que en esta ocasión regresaba con regalos como tijeras y un balón de fútbol y que se adentraba en la isla " para implantar el reino de Jesús". 
  Su misión concluyó en desgracia, tristemente en su afán de ayudar y descubrir los secretos de la enigmática tribu perdió la vida, pues como indican las autoridades que salvaguardan el territorio de los sentileneses y los científicos que se han dedicado a estudiarlos, los indígenas han demostrado una y otra vez que quieren ser dejados en paz, acurrucados en su isla y separados de todo contacto con un mundo del que no se sienten parte.