Nacida en Florencia un 12 de mayo de 1820, Florence era una joven extremadamente hermosa, inteligente y heredera de una familia increíblemente rica. Tradicionalistas y fieles a su época sus padres ansiaban un temprano matrimonio para su bella hija, sin embargo la astuta Florence tenía bien claro que sus aspiraciones no comprendían la vida marital típica a la que se condenaba a las mujeres de su tiempo.
A los 24 años tenía claramente decidido que su vocación era cuidar de los enfermos y moribundos y pidió la aprobación de sus padres para estudiar en la escuela de enfermería de Salisbury, para los acaudalados progenitores la enfermería era una carrera destinada a los pobres, una ocupación completamente inapropiada para una mujer de su categoría.
La voluntad de Florence permaneció inquebrantable, las propuestas de matrimonio llegaban a ella y eran rechazadas con rapidez, desafiando a sus padres visitaba los hospitales de Roma, París y Londres, hasta que su padre accedió y le permitió entrenarse como enfermera en Alemania.En agosto de 1853 logró su objetivo, convertirse en enfermera y fue finalmente nombrada superintendente en un hospital para mujeres en Londres.
Ese mismo año estalló la Guerra Crimea y los titulares de los periódicos pregonaban las horrorosas condiciones de los hospitales del ejército británico, por lo que el secretario de Estado en guerra puso a la joven al mando de 38 enfermeras destinadas al hospital militar en Scutari, Turquía. Aquella fue la primera vez que se les permitió a las mujeres servir en el ejército.
Florence llegó a un hospital con el piso cubierto en heces y gérmenes, se encargó junto sus
enfermeras de limpiar el lugar, se aseguró de que los soldados estuviesen bien alimentados y vestidos, tratándolos por primera vez con decencia y respeto. A pesar de que Florence logró un hospital más eficiente, no pudo reducir las crecientes muertes, que ascendieron a 4000 en un solo invierno.
En 1855 una comisión sanitaria fue enviada al hospital y descubrieron que estaba construido sobre una cloaca, por lo que los pacientes estaban tomando agua contaminada, se realizó una completa limpieza de los vertederos y como resultado el número de muertes se redujo drásticamente.
El trabajo de Florence para mejorar las condiciones de los hospitales fue aplaudido por la prensa de la época, que mostró una foto suya sosteniendo una lámpara mientras atendía a sus pacientes, lo que le valió un mar de adoradores, que la bautizaron, como la dama de la lámpara.
Incómoda y reacia a la fama al principio, luego aprendió a usarla a favor de sus esfuerzos y se reunió con una de sus mayores admiradoras, la Reina Victoria, buscando su respaldo para investigar la salud del ejército. Los resultados fueron impactantes, 16000 de las 18000 muertes de los soldados no eran causadas por heridas de guerra, sino por enfermedades prevenibles, cuyo contagio se propiciaba debido a las falta de higiene.
Ideó entonces, Florence, una manera revolucionaria de representar sus descubrimientos, su "gráfico de la rosa", un diagrama circular, que mostraba la caída de las fatalidades tras la labor de la comisión sanitaria. Su representación fue todo éxito y era tan sencilla de entender que fue publicada en disímiles medios, el público comprendió por fin cual era la situación del ejercito y lo urgente del cambio necesitado.
Su trabajo sirvió para establecer nuevos departamentos de medicina, ciencia sanitaria y estadística en el ejército y durante las décadas siguientes su trabajo transformó la enfermería en una carrera respetable ante los ojos de la sociedad aristocrática, los hospitales en lugares limpios y se fundó una escuela de enfermería en su nombre.
Mientras trabajaba por el bienestar de los enfermos su propia salud se fue deteriorando, debido a una enfermedad llamada brucelosis crónica, que se cree contrajo en Crimea. Aislada y frágil en su lecho continuó luchando por mejorar los servicios sanitarios, estudiando datos estadísticos,.
Padeciendo de increíbles dolores a causa de su enfermedad, Florence usaba su influencia económica para favorecer a los más pobres, enviaba enfermeras entrenadas a las casas de trabajo para ayudar al tratamiento de los necesitados y escribió un libro titulado " Notas sobre enfermería", concebido para enseñar a la población a atender a los familiares y vecinos enfermos. Su intento por hacer que el cuidado médico estuviera al alcance de todos, sin importar clase social fue el precursor Sistema Nacional de Salud del que hoy se enorgullece el Reino Unido, fundado 40 años después de su muerte.
A pesar de haber sido una mujer enfrentándose sola a la sociedad victoriana que no tenía más aspiraciones para ella que el matrimonio y la devoción a su esposo, Florence Nightingale revolucionó los cuidados sanitarios, militares y civiles, salvando a miles de una muerte horrenda. Por su labor y sus méritos fue la primera mujer en recibir la Orden de Mérito del Reino Unido, a sus 90 años, justo antes de fallecer un 13 de agosto de 1910.