Ed Gein: la madre, el hombre y el buen hijo II
(...) La desaparición de la corpulenta tabernera, fue alertada a las autoridades el 8 de diciembre de 1954, pero a falta de evidencias concretas y debido a que había llegado desde Texas, luego de dos divorcios y su pasado no era claro, las conexiones policiales nunca llegaron a imaginar el sangriento destino de la foránea mujer, que se hacía valer entre los borrachos del pueblo con su temple de hierro y su lenguaje de cosaco. Así, pasaron los años y el caso de Hogan permaneció como una desaparición sin resolver, hasta un fatídico 16 de noviembre de 1957.
Aquella mañana de sábado, Ed Gein, un vecino más del pequeño pueblo, entró en la ferretería porque necesitaba anticongelante para su camioneta. Afable y cálidamente fue atendido por Bernice Worden, una viuda de 58 años que manejaba el local. Finalmente Ed hizo su pedido, acordó en retirarlo más tarde y salió del establecimiento, felicitando a la Sra. Worden por ser una ciudadana tan ilustre. La mujer, ordenada y pulcra con los asuntos contables, apuntó la venta en su libro del día y continuó sus quehaceres. De repente Ed regresó, se acercó a ella y le pidió ver uno de los rifles de exhibición, complaciente Bernice se lo entregó, y mientras miraba hacia la calle Ed la mató de un balazo y se llevó su cadáver a casa.
Plainfield era un pueblo tranquilo, nadie reparó en la ausencia de Bernice hasta que comenzó a oscurecer y el dueño de la estación de servicios vecina se extrañó al ver las luces de la ferretería encendidas, con la puerta cerrada y ninguna persona dentro. Llamó a la policía, que se dirigió al lugar y al entrar percibieron el mismo macabro rastro de sangre que atravesaba la puerta trasera del negocio y se perdía tras las huellas de una camioneta.
Everything came crashing down:
Casualmente el hijo de la desaparecida Bernice, era el ayudante del Sheriff, y su primer instinto fue mirar el libro de anotaciones de su madre, determinando así el nombre de el último cliente: Ed Gein. Sin idea de lo que encontrarán, decidieron hacerle una visita a la granja de Ed y lo que vieron allí cambió para siempre la vida de aquel pueblo.
El cadáver de Bernice colgaba del techo decapitada, con las piernas en V atadas a una viga, abierta en canal, como un animal, desde la vagina hasta la garganta y completamente eviscerada. Pero el horror no hacía mas que comenzar. Durante toda esa horrible noche y la mañana que le siguió, la policía se enfrentó a un horrendo inventario de la granja Gein.
La casa era un estercolero sangriento donde se mezclaban restos de cadáveres con cajas de galletas, y calendarios obsoletos. La policía halló una caja con cuatro narices, nueve vulvas pintadas de color plateado, un cuenco para sopa fabricado con la mitad invertida de un cráneo, nueve máscaras hechas de piel de rostros femeninos, cuatro calaveras decorando la cama, cabezas humanas prendidas de las paredes como sádicos trofeos de casa, una lámpara sostenida por fragmentos de columnas vertebrales, forros de almohadones de piel humana, un corazón en un sartén, decenas de órganos en el refrigerador, un collar de labios, un cinturón de pezones y un vestido completo, hecho de piel de mujer. Entre los "coleccionables" de Gein estaba la cabeza de Hogan, desaparecida desde 1954, y con este fueron dos los asesinatos que se le pudieron probar al " Carnicero de Planfield".
Cuestionado por la policía, Gein admitió el asesinato de Bernice, relató que salió de la tienda y al
subirse a su auto encontró a su madre sentada a su lado, diciéndole claramente que Dios le encomendaba que matara a la Sra. Worden porque " era una mala mujer y merecía morir", obediente como siempre, accedió a las órdenes de su madre y regresó a la ferretería. Luego de dispararle sonó el teléfono, Gein lo levantó y del otro lado de la línea la madre le susurró el siguiente paso. Por eso había llevado el cadáver a casa y lo descuartizó como su madre la había enseñado a hacer para carnear cerdos.
También admitió el asesinato de Mary Hogan, quien era para él una versión retorcida de su propia madre y relató que solía abrir las tumbas de mujeres recién fallecidas, robaba los cuerpos pútridos y los llevaba a su casa donde curtía las pieles para sus "manualidades". Gein negó haber cometido canibalismo o necrofilia, alegando tranquilamente que sus víctimas "olían muy mal".
En aquel desastre desquiciado, la única habitación en orden era la de la madre, que Gein había sellado
a su muerte y los agentes de policía destrozaron para entrar. Ed Gein fue declarado enfermo mental y confinado a una institución psiquiátrica el resto de sus días. Los informes médicos relatan que era un individuo profundamente perturbado, " ve cuervos en las ramas de los árboles, caras humanas en las hojas, se interesa por la magia negra y por la biología, en especial la anatomía y la disección de cuerpos". Además lo invadían extraños olores, se interesaba por las nuevas operaciones de cambio de sexo, y hablaba con su madre muerta, a pesar de ser consciente de su fallecimiento, expresaba que ella se comunicaba con él desde el más allá para ayudarlo a ser un buen hombre. Respecto a los crímenes dijo que solo hizo lo que " su madre y Dios querían que hiciera". Murió de cáncer el 26 de julio de 1984 y fue enterrado, en el cementerio de Plainfield, junto a su madre. Su casa del terror fue subastada y reducida a cenizas en un intento del pueblo de borrar la imborrable cicatriz del pasado horroroso.
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| La habitación de Augusta Gein |
Gein vivió, inmortalizado en el cine y la literatura como Leatherface( "La masacre de Texas", 1974),
Buffallo Bill ( "The silence of the lambs",1990), o el Norman Bates de Bloch y Hitchcock, 1959, que dejan tras de sí, como el propio Ed, la incógnita ineludible, ¿ Dónde nace el mal y que es lo que convierte a los hombres en monstruos psicóticos?
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