En el ya lejano 1960, mucho antes de mi tiempo, (desafortunadamente), se estrenó la que sería una de las más grandes películas de todos los tiempos "Psicosis". Psicosis fue una obra maestra de Alfred Hitchcock, basada en la novela "Physco" de Robert Bloch. En las letras de Bloch, conocimos a Norman Bates. Un joven que era la personificación de un individuo criado bajo las faldas protectoras de una madre desquiciada, quien aterrorizada por el abandono sufrido a manos de su esposo crió al hijo de ambos en una atmósfera tóxica y enajenada en la que le inculcó que todas las mujeres excepto ella misma, eran el demonio y los actos y deseos sexuales eran la máxima expresión del pecado.
Bajo el lema " El mejor amigo para un muchacho es su madre", Norma Bates; quien se hace presente incluso en el nombre del chico Norma/ Norman; alienó a su querido retoño, criando a un hombre que creció entre instintos reprimidos y manipulaciones psicológicas que rozaban peligrosamente el incesto, sin nunca llegar a consumarse. Al transcurrir la obra aparece un factor que fractura completamente la ya lastima psiquis de Norman, su madre consigue un amante y su hijo la atrapa en pleno acto con él, ignorando ella misma todo lo que le había grabado a fuego en su cabeza y destruyendo para siempre la esperanza incestuosa que yacía en el chico. Preso de este traumática escena, Norman decide que deben pagar y termina envenenándolos a ambos con estricnina.
El profundo dolor de la pérdida ligado con la insoportable culpabilidad, llevan a Norman a dividirse en tres personalidades, el buen chico, el hombre y la madre. Realizando grotescos asesinatos bajo el control de esta última, que eliminaba cada persona que pudiese representar una amenaza para su "buen niño". Eventualmente todas las personalidades de Norman acaban disueltas en la de Norma Bates, a quien, el enajenado hombre, desenterró y mantenía en una de las habitaciones de la casa. Norman Bates es definitivamente el ejemplo perfecto del psicópata peligroso y totalmente desquiciado que proyecta una imagen coherente para el mundo exterior, escondiendo en su fuero interno los monstruos más horribles, el psicópata que queremos creer vive solo en libros, como los monstruos viscosos de Lovecraft. Sin embargo, Norman Bates nació de un hombre real, un individuo llamado Ed Gein.
Esculpiendo un psicópata
Gein nació y se crió en una granja a las afueras de Plainfield, un pueblito de Wisconsin, resultado de la
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Ed Gein |
unión entre George, un borracho agresivo y Augusta una fanática religiosa que odiaba a los hombres y veía a las mujeres como la encarnación del pecado, seres impuros que debía mantener alejados de sus hijos Henry y Ed. Los hermanos crecieron entre estricta disciplina, constantes castigos y palizas crueles a manos de una madre incapaz de mostrarles ni un ápice de amor, la pareja perfecta para un padre abusivo, que la sometía a ella y a los chicos a crueles golpizas, luego de gastarse todo su dinero en la taberna del pueblo y de regresar a casa viendo doble.
Ed fue creciendo en este ambiente, y cuando alcanzó la adolescencia se aficionó a leer revistas o cómics que describiesen asesinatos y torturas, creando un gran gusto por aquellos artículos que describían las torturas llevadas a cabo en los campos de concentración, quedando tan absorto en estas lecturas que perdía toda noción de la realidad.
EL chico asistía a la escuela, bajo estricta regla de no forjar ningún lazo con sus compañeros de aula, y mucho menos con las compañeras, pues su madre a golpe de versículos, con la voz alterada y la biblia en la mano, lo había prohibido terminantemente, pues estos chicos eran " pecadores y debía alejarse de ellos". En consecuencia el chico aumentó su tendencia al retraimiento, la marginalidad y la soledad, encerrándose largas horas en sus lecturas. Definiendo así los cimientos de la personalidad ermitaña y obsesiva, que lo acompañaría toda la vida
En 1940, el padre, George Gein, muere poniendo fin a años de borracheras, vejaciones, desprecios y constates palizas a su mujer e hijos y llevándose consigo la solvencia económica de la familia, por lo que los hermanos se vieron obligaos a trabajar para mantener el hogar . Estrechando así la relación entre ellos, que se volvió tensa rápidamente.
El complejo de Edipo es una expresión acuñada por Sigmund Freud, que se refiere al supuesto
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Augusta Gein |
conflicto que experimentan los niños, al enamorarse por primera vez de su madre y desarrollar ira y hostilidad hacia cualquiera que amenace este vínculo. Sin embargo en Ed Gein creció desproporcionadamente, mutando en un rasgo perturbador, que llevó a su hermano a mantenerse al margen de tan vomitiva relación y a oponerse a cualquier orden de su madre. Henry murió en extrañas circunstancias en un incendio causado por unos rastrojos que él y su hermano quemaron en el jardín de su granja. Su cadáver presentaba evidentes golpes en la cabeza, pero a pesar d esto su causa de muerte fue achacada a la asfixia. Poco después Augusta Gein sufrió un ataque al corazón, que la dejó en una condición muy delicada y fue cuidadada devotamente por Ed, hasta que falleció un año más tarde. Tras la muerte de su madre, Ed selló su habitación para mantenerla tal y como ella la había dejado, rompiendo así su último lazo con la realidad. Liberando la locura, que resultaba del dolor de la pérdida, la ilusión de que la madre aún vivía y la obsesión con el género femenino, causada por años de abusos y represión.
All Hell breaks loose:
El 8 de diciembre de 1954, un granjero local, llamado Seymour Lester entró en la taberna de los Hogan, la puerta abierta, las luces encendidas y el lugar desierto, despertaron una extraña incomodidad en el hombre. Con la sensación gélida, de quien teme hallar algo impensable, comenzó a indagar por la estancia. Efectivamente, pronto encontró a su paso un cartucho calibre 32, nadando en un charco de sangre que comenzaba a secarse, justo detrás de la barra y se escurría en inconfundibles marcas de arrastre más allá de la puerta trasera, extendiéndose escalofriantemente hasta el aparcamiento del local, donde el coche de la propietaria Mary Hogan, seguía aparcado en su sitio y el río de sangre se desvanecía donde comenzaban a dibujarse unas marcas neumáticos en la nieve.
Continuará(...)