El camino de los grandes artistas y sus obras además de belleza y misterio, está plagado también de incomprensibles y totalmente absurdas censuras de las que no se escapan ni las más antiguas y magistrales creaciones.

 "El David de Miguel Ángel"


 La hermosa escultura concebida por uno de los más notables artistas de la historia universal, refleja la impecable técnica y el talento desbordante de su autor. Sin embargo, aún en nuestro moderno siglo ha provocado la inexplicable polémica entre algunas personas. En 2012 la televisión china optó por censurar sus genitales y en 2016 una réplica que se exponía en San Petersburgo caldeó los humores de algunos vecinos, quiénes en un arranque de estupidez comenzaron a pedir que se vistiera a la figura.

 



"La maja desnuda"

 La pieza de Francisco de Goya es una de las más censuradas de la historia del arte, pues muestra a

una fémina con los brazos abiertos, la mirada provocante en pose de entrega absoluta y lo que fue aún más escandaloso en su época, por vez primera representaba el vello púbico en un desnudo femenino.

 El cuadro era propiedad de Godoy, ministro de Carlos IV, quién la mantenía oculta mediante un intrincado sistema de poleas que la ubicaban detrás de "La maja vestida". Sin embargo la inquisición con su pasó incendiario descubrió la obra e inició un juicio contra Goya, quién afortunadamente se libró de la condena pero su obra no corrió con la misma suerte y permaneció oculta al público hasta la llegada del siglo XX.


"San Mateo y el ángel"

 Cuentan que en 1602 se le encargó a Caravaggio la

fabricación de una pintura para la capilla de Contanelli, que reflejara a San Mateo. Una vez terminada, la obra fue rechazada con indignación por la iglesia ya que en ella era artista representaba al evangelista como un hombre mal vestido y burdo sin señal alguna de santidad, guiado para escribir el evangelio por la mano de un ángel ,que para más disgusto del clérigo, aparecía apoyado sobre la Tierra.

 Una segunda oportunidad fue otorgada al pintor para que rehiciera su obra, presentando al final una segunda versión que satisfizo las exigencias de la iglesia y aún se conserva, tristemente la primera versión fue destruida durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial en Berlín.

Ni siquiera el arte, en sus representaciones puras del ser, derrochantes de talento y belleza absoluta se escabulle de la estupidez y la ignorancia, que como un parásito se aferra de muchos seres humanos tanto unos 100 años atrás como nuestros propios días.