La capital cubana, siempre hermosa, con su belleza distintiva, que fusiona suntuosos edificios y lujosos  hoteles con ruinas decadentes y humildes moradas a orillas del malecón, vive tiempos agitados, la epidemia que asola al mundo sumada a miles de cambios internos y el descontento de muchos ha traído a los labios  y noticias el nombre de San Isidro, un barrio muy presente en nuestra historia, desde su nacimiento en 1771.

  San Isidro es un Santo Católico canonizado en 1622, fue el primer laico llevado a los altares del catolicismo, a él se ruega para invocar lo mismo la lluvia, el sol que el dinero en caso de necesidades extremas y de él toma su nombre, un icónico barrio situado al sudeste de La Habana Vieja, con alrededor de 13 000 habitantes en 0,3 kilómetros cuadrados. 
  Para muchos conocido principalmente por ser el feudo del famosísimo Alberto Yarini y su corte de meretrices, pero sus raíces cavan mucho más profundo en la historia de nuestra urbe. En este barrio ancestral, de tradiciones centenarias, se estableció el Gobierno de la Isla y el consejo de defensa de La Habana en los días del sitio de ciudad por los ingleses. 
 En sus dominios se asienta " La Iglesia del Espíritu Santo", la más antigua de La Habana y el templo católico más elegante y suntuoso de toda la urbe: "La Iglesia de La Merced", donde la burguesía habanera celebraba sus bodas más selectas."La Alameda de Paula",el primer paseo con que contó la metrópoli, se localiza en este territorio, y por si fuera poco en su seno vio la luz por primera vez nuestro  José Martí.

 

En el inicio:


 

En el siglo XVIII, San Isidro era una colección de huertas que prosperaban, alimentándose de su suelo, arrulladas por la brisa marina que las visitaba a diario,  con el pasar de los años y la caída de la Muralla que envolvía a La Habana empezaron a aparecer en las calles del humilde barrio lupanares en los que las prostitutas patrullaban las noches, ejerciendo su oficio antiquísimo.
 Más tarde, bajo el gobierno interventor norteamericano se comienza a instaurar San Isidro como zona de tolerancia, empezaron a llegar mujeres de todas las calles habaneras, hermosas isleñas, con el sueño de una vida mejor, mulatas refinadas con gloriosos cuerpos del ébano mas brillante, despampanantes féminas arribaban desde el interior de la isla, esperando labrarse un futuro en la capital con el sudor de sus muslos, hasta exóticas mujeres llegaron de más allá de los mares para unirse a la horda regida por el devenido en leyenda, Alberto Yarini.
  La muerte del célebre chulo, dio culminación a una época y el barrio volvió a reinventarse, durante las décadas iniciales del siglo XX casas unifamiliares de una sola planta y techos de tejas son reemplazadas por edificios de apartamentos , en 1950 llegan los inmuebles dedicados a oficinas, acompañados de parqueos y almacenes en respuesta a las necesidades de los muelles cercanos.


  La memoria musical también del barrio atesora grandes talentos que en él tuvieron su hogar y
comienzos, entre rumbas de cajón y cantos africanos, virtuosos cubanos como el cantante Miguelito Valdés, Siro Rodríguez, integrante del conocídisimo Trío Matamoros y el trompetista Félix Chapotín. Hasta el árbol sagrado de la religiones afrocubanas, donde viven todos los orishas tiene su hogar en el "Parque de la ceiba" , lugar de recreo y descanso de los lugareños.
 Extendiéndose desde la calle Egido hasta la Avenida de Puerto, entre la calle Acosta y Desamparados, contado como eje principal a la calle de igual nombre, bordeado por edificaciones coloniales y neo-clásicas hoy vuelve a la historia de nuestra patria el barrio que tan profundo cala en nuestra historia, definiéndose centro de uno de los movimientos más polémicos y activos de nuestro días..